Es
de madrugada, no consigues conciliar el sueño, la oscuridad desarrolla tu
sentido auditivo y te hace tomar por monstruos, fantasmas, asesinos y ladrones
los sonidos cotidianos de la casa, que durante el día ni siquiera han sido
perceptibles…. Reconoces ese miedo, lo has sentido muchas veces, pero nunca te
ha pasado nada… ¿cuál era la probabilidad de que hubiera un fantasma? ¿Cuál era
la probabilidad de que te hayas dejado la puerta mal cerrada? ¿Y cuál de que
cada vez que escuches un sonido no sea un ladrón? Te arropas con las sábanas
buscando protección. Al fin encuentras el valor para ir comprobar que todo está
en tu imaginación, que la puerta está bien cerrada; con lo fácil era cuando
eras una niña y llamabas a tus padres buscando protección.
Tras
un largo rato caes dormida agarrada al móvil.
De
repente algo te despierta, un sonido leve parecido a pisadas con pies desnudos,
piensas que serán ensoñaciones…. Pero las pisadas son cada vez más contundentes
y se ejecutan a un tempo más rápido, se acercan… Miras de reojo, como queriendo
ver sin mirar y escuchas "mama, tengo miedo, ¿puedo dormir contigo?"
Los textos en segunda persona son mi debilidad y éste tiene un giro final muy chulo. Bravo, Eva.
ResponderEliminarMuchas gracias Miguel!!!
ResponderEliminar