domingo, 7 de enero de 2018

Realidad ilusoria

Este es el microrrelato con el que participe en el concurso anual/navideño de mi gran amigo Miguel. Aquí os dejo el enlace para que os animéis a leer el blog. http://page-realidadilusoria.blogspot.com.es/

REALIDAD ILUSORIA
Se levantó de la cama, adecentó el dormitorio y comenzó arreglarse para la ocasión. Rizador de pelo, maquillaje, sombra de ojos y algo de gloss. Perfecta. Tocaba vestirse. Se probó un par de modelos, ¿vaqueros y jersey o vestido ceñido? Esta vez se decantó por aquel vaquero de marca. Llegó la hora de las fotos y los selfies. Poses ensayadas y casi cien instantáneas. Seleccionó las fotos, metió los filtros,  escribió los hastags y las publicó.
Pasó al baño, se desmaquilló, se puso el pijama y se sentó en el sofá a esperar.

sábado, 7 de enero de 2017

El principio


Invierno. Noche cerrada. La calle estaba desierta. La joven sólo quería llegar a casa. Decidió meterse por aquella larga callejuela que se extendía entre el campo de fútbol y la piscina. Al torcer vio de soslayo a un hombre que tomaba el mismo atajo. El miedo empezó a invadirla. Aceleró su paso, él también. Comenzó a correr, él también.  De repente una mano agarró su hombro, forzándola a girar. "¿Qué hora es?" Preguntó él. Temblorosa y sin sentido contestó, "las 6" y huyó. Él sonrió. Por primera vez tenía el control, se sintió fuerte y excitado. Aquello fue el principio.

lunes, 4 de julio de 2016

No estaba loca

Salió de casa dando un portazo. No podía soportar aquella burla, ¿qué se pensaban que era? ¿Una loca que se inventaba cosas, que sacaba conclusiones extrañas y poco fiables? No iba a tolerar un insulto así.
Comenzó a andar con paso firme y veloz, pero sin rumbo.
Se percató que no había cogido sus tarjetas de crédito, ¿cómo iba a huir sin dinero?  Pensó entonces en ir a casa de alguien. ¿Alguien? Cualquier persona la podía traicionar llegado a este punto.
Siguió caminando. De pronto paró y se dejó caer en el suelo de la acera, al cobijo de un árbol. Rebuscó en el bolso su paquete de tabaco, lo halló, sacó un cigarrillo y lo encendió. Siempre había pensado que la nicotina la aclaraba las ideas y la tranquilizaba. Mientras daba una calada profunda y ansiosa, sus dedos jugaban con el mechero en la otra mano.
Volvió a darle vueltas a lo que había sucedido. Ella no estaba mal de la cabeza, eran los demás los que se habían empeñado en que pareciera una desquiciada. ¿No? ¿Cómo iba a equivocarse ella sobre lo que a ella la pasaba?
Hacía tiempo que sabía que las relaciones sociales no eran su fuerte. Había sacado de su vida a todas esas personas que la habían querido dañar y ahora mismo sólo podía contar con su pareja y sus padres, pero eran ellos los que la habían sacado de sus casillas esa tarde. Eran ellos los que ,supuestamente, hartos de sus ataques de ira, su hostilidad y desconfianza la habían aconsejado ir al médico. ¿Al médico? ¿Al matasanos? ¿Para qué? ¿Para qué me dijera que me inventaba los dolores de cabeza? ¿Para qué se riera de mí? ¿Para qué insinuara que no existían los mareos ni las náuseas? Tal vez estaba enferma de verdad, pero nadie la podía ayudar. Nadie.
Hasta ese momento había encendido y fumado de manera compulsiva 8 cigarrillos… Al ir a encender el siguiente vio aparecer una figura a lo lejos que ella identificó como la de su padre. “Viene a por mí”, pensó. Se levantó y echó a correr. No estaba loca. No iba a ir al médico. No iba permitir que le dieran a saber qué sustancia que anularía su razón y sus sentidos.
Antes se eliminaría del mapa.

Antes se mataría.

lunes, 27 de junio de 2016

Sueños frustrados


La tarde transcurría como se esperaba, sentados al sol, con un picnic... pero ella estaba extraña, al menos se sentía así, y no sabía si los demás la notarían de esa forma. ¿Qué le pasaba?  Llevaba días preocupada... se miraba al espejo varías veces al día, las ojeras no desaparecían, aumentaban. Tenía ganas de llorar; por las noches, en el silencio y oscuridad de la noche se desahogaba sin que nadie lo notara.  Pero ¿qué le pasaba? Ni ella lo sabía, sólo se sentía triste.
Veía sus hijos, aquellos seres de los cuales se había preocupado durante toda su vida, cuidándolos, mimándolos, dándoles todas horas del día y de la noche... y no se sentía alegre.
No se sentía orgullosa de nada de lo que hacía, ni siquiera de esa tarta que ahora todos degustaban gozosos.
No se sentía cómoda ni con el tierno abrazo de su marido al despertar.
No dejaba de preguntarse: ¿he perdido el timón de mi vida?
Unas veces querría no haber escuchado aquella conversación que la cambio la vida o al menos su manera de verla. Y otras le dan ganas de volver atrás en el tiempo y recuperar lo que los años le habían robado. Se sentía tan desgraciada.
Había luchado tanto por intentar lo que ella tanto anhelaba desde niña. Las clases de ballet no eran para ella un suplicio, sino un placer. Y sin embargo lo había dejado porque creyó que no la habían aceptado en aquella compañía. Porque su padre así se lo dijo. Porque se vio ante la espada y la pared o formar una familia o tirar su vida por la borda porque ella no valía para bailar profesionalmente.

¿Por qué se tuvo que encontrar con el ex-director de la compañía?

sábado, 17 de enero de 2015

El viaje del destino


Emprendí mi viaje. Pero no de pie al lado de la salida viviendo con ansia el momento de bajar la primera, sino sentada. Pero no sentada en el sitio más próximo al pasillo rezando porque nadie se pusiera a mi lado y me pudiera dar una breve conversación; me senté sin miedo cerca de la borda para poder contemplar el agua del río, empeñada en disfrutar del recorrido sin pensar demasiado en el destino y lo que este me tenía preparado. Caronte reclamó su moneda. Ya no había marcha atrás.





domingo, 19 de octubre de 2014

La fuente de los enamorados

El guía se detuvo frente  a una fuente y siguió hablando:

“Nos detenemos en esta fuente no tanto por su valor arquitectónico o escultóricos sino por una leyenda popular.  Bien, pues esta fuente se llama “La de los enamorados”, porque cuentan las leyendas que aquí venía todas las mañanas el panadero del condado, se subía encima y miraba hacia esa casa donde vivía una linda muchacha. El panadero traía el pan de casa en casa en su bicicleta y tras un largo paseo terminaba su reparto aquí para admirar a su amada. La señorita en cuestión era la sobrina del Marqués. El amor pintaba en tragedia para nuestro joven panadero, aún así no podía faltar ni un día a la cita de cruce de miradas. Una mañana oscura, con nubes de tormenta amenazantes, el panadero se acercó a la fuente pero la joven no apareció, esperó por largo rato hasta que decidió subirse a lo alto del pilar de esta fuente. Justo cuando empezaba a escalar, comenzó la lluvia a caer, le daba igual mojarse, solo quería ver sus ojos. Al llegar arriba vio que la habitación de la muchacha no había nadie; desesperado por su mala suerte no prestó atención a sus movimiento, al descender pisó mal y cayó al suelo, perdiendo así la vida, en cierto modo, por amor.

Mientras tanto nuestra joven, ajena a la suerte de su amado había partido a la capital a la boda de una prima segunda, a su regreso descubrió que le había pasado al panadero. Se sentía extremadamente culpable porque imaginaba que el panadero había ido allí a buscarla como cada mañana. Aquella noche lloró hasta el amanecer y juró que no se casaría con nadie para honrar la memoria de su enamorado. Y según dicen los ancianos del lugar la joven envejeció sola, mirando desde la ventana a la fuente y en los días de tormenta se dice que si miras desde ese pilar puedes ver a su fantasma…. Bueno, eso cuenta la leyenda, puede ser cierto o no… lo que sí es cierto es que aquí suelen venir las parejas a declararse para rendir homenaje a la sobrina del Marqués y al panadero, incluso que algunos han encontrado el amor aquí… ¡¡uy!! Parece que llueve, acompañarme por aquí  que nos refugiaremos en la iglesia, así os podre explicar con detalle el retablo…”


El guía continuó andando y hablando mientras uno de los chicos miraba hacía la ventana, “¿realmente he visto una sombra o son imaginaciones mías?” Se preguntaba. De todas maneras a ras de suelo no podía saberlo, para ver mejor la ventana tendría que subirse por el pilar y….. “Vamos” le interrumpió sus pensamientos una dulce voz, “dejé de mirar el pilar a ver si al final le van a entran ganas de subir” El chico salió del ensimismamiento y volvió al tiempo presente. Miró buscando su grupo, pero no lo veía “si buscas a tu grupo acaba de entrar en esa iglesia, no deberías perdértela, es muy bonita.” La chica dio media vuelta, pero  repentinamente volvió a girar, “¡Ah! Y no hagas mucho caso a ese guía, que siempre adorna mucho las historias, bueno me presento, me llamo Teresa y la sobrina del Marqués era mi tatarabuela, disfrute de la visita”… "Espere", gritó el chico mirando la figura de aquella muchacha alejarse, “¿Qué pasó realmente? ¿Quién fue su tatarabuelo?”….. La chica se giró y dijo “¿Quién cree usted?”


viernes, 18 de abril de 2014

Trágico incidente

Entonces ella se miró las manos, sus dedos estaban aún en tensión, doloridos por el esfuerzo, ensangrentados…  Las piernas le flojearon, cayó de rodillas al suelo junto a aquel palo y comenzó a llorar; al principio simplemente las lágrimas le resbalaron por la mejilla, sin que apenas ella se diera cuenta de que estaba llorando, pocos segundos después, mientras su cabeza rememoraba lo sucedido, comenzó un llanto de dolor, de angustia, de miedo… ¿qué iba a hacer ahora? Lo más lógico era llamar a la policía pero la lógica en este caso no mandaba sobre su conducta… además si llegaban y veían aquella escena harían demasiadas preguntas, muchas preguntas de las que no se veía capaz de responder o al menos no de una manera que hiciera que ella saliera impune. Alegar defensa propia a veces no basta.

Se acercó al cuerpo inerte de aquel hombre, su aspecto, su olor, le produjo náuseas, pero no quería vomitar allí, se contuvo… tomo aire y le revisó los bolsillos hasta que encontró su cartera con la documentación, sacó el dinero y miró su nombre en el DNI….”mierda, mierda, mierda… no debería de tocar nada”,  pensó, al final la iban a descubrir, a lo mejor la primera opción de llamar a la policía era la más acertada… pero no, no, no podía llamar, no la creerían, no, no, no” ¡NOOOOO!”

“Calma” se dijo a sí misma, al fin y al cabo no podía relacionarla con aquel desconocido que había reclamado sus servicios esa noche… Tenía que pensar con frialdad y hacer desaparecer cualquier cosa que pudiera comprometerla. Recogió las posibles pruebas y pensó brevemente en quemarlas, pero una hoguera hubiera atraído a más público y eso no lo quería….  Se las tendría que llevar, ya decidiría que hacer con ellas. ¿Y el cuerpo? Enterarlo le llevaría demasiado tiempo…. Sólo podría ocultarlo con ramas y hojas… Lo arrastró, con sufrimiento, con las pocas fuerzas que la quedaban y lo llevó detrás de un matorral, lo tapó con ramas y hojas y se preocupó por otra cosa… ¿Y el coche? Se acercó a él poniéndose sus guantes de lana y tratando de recordar lo que había tocado dentro para limpiar sus huellas, algún pelo, algo… Lo hizo todo lo bien que pudo pero con las prisas no estaba segura de haberlo hecho todo lo bien que debiera.

Era momento de irse y rezar, aunque no fuera creyente, para que no encontraran a aquel desgraciado, al menos esa noche.


Llegó a su puesto con el resto de sus compañeras y se sacó de su bolso el maquillaje para retocarse… mientras miraba de reojo la cartera marrón que aún debería de destruir…..