viernes, 18 de abril de 2014

Trágico incidente

Entonces ella se miró las manos, sus dedos estaban aún en tensión, doloridos por el esfuerzo, ensangrentados…  Las piernas le flojearon, cayó de rodillas al suelo junto a aquel palo y comenzó a llorar; al principio simplemente las lágrimas le resbalaron por la mejilla, sin que apenas ella se diera cuenta de que estaba llorando, pocos segundos después, mientras su cabeza rememoraba lo sucedido, comenzó un llanto de dolor, de angustia, de miedo… ¿qué iba a hacer ahora? Lo más lógico era llamar a la policía pero la lógica en este caso no mandaba sobre su conducta… además si llegaban y veían aquella escena harían demasiadas preguntas, muchas preguntas de las que no se veía capaz de responder o al menos no de una manera que hiciera que ella saliera impune. Alegar defensa propia a veces no basta.

Se acercó al cuerpo inerte de aquel hombre, su aspecto, su olor, le produjo náuseas, pero no quería vomitar allí, se contuvo… tomo aire y le revisó los bolsillos hasta que encontró su cartera con la documentación, sacó el dinero y miró su nombre en el DNI….”mierda, mierda, mierda… no debería de tocar nada”,  pensó, al final la iban a descubrir, a lo mejor la primera opción de llamar a la policía era la más acertada… pero no, no, no podía llamar, no la creerían, no, no, no” ¡NOOOOO!”

“Calma” se dijo a sí misma, al fin y al cabo no podía relacionarla con aquel desconocido que había reclamado sus servicios esa noche… Tenía que pensar con frialdad y hacer desaparecer cualquier cosa que pudiera comprometerla. Recogió las posibles pruebas y pensó brevemente en quemarlas, pero una hoguera hubiera atraído a más público y eso no lo quería….  Se las tendría que llevar, ya decidiría que hacer con ellas. ¿Y el cuerpo? Enterarlo le llevaría demasiado tiempo…. Sólo podría ocultarlo con ramas y hojas… Lo arrastró, con sufrimiento, con las pocas fuerzas que la quedaban y lo llevó detrás de un matorral, lo tapó con ramas y hojas y se preocupó por otra cosa… ¿Y el coche? Se acercó a él poniéndose sus guantes de lana y tratando de recordar lo que había tocado dentro para limpiar sus huellas, algún pelo, algo… Lo hizo todo lo bien que pudo pero con las prisas no estaba segura de haberlo hecho todo lo bien que debiera.

Era momento de irse y rezar, aunque no fuera creyente, para que no encontraran a aquel desgraciado, al menos esa noche.


Llegó a su puesto con el resto de sus compañeras y se sacó de su bolso el maquillaje para retocarse… mientras miraba de reojo la cartera marrón que aún debería de destruir…..