Al final de la calle pudo intuir su figura, la adrenalina y la dopamina invadían su mente como ríos en época de crecida, ¿casualidad? ¿causalidad?.
La vista se le niebla, se le seca la boca, pero ¿qué extraño poder tenía sobre él?
En la intersección del espacio y el tiempo, ella mira sorprendida, él se siente nervioso, nostálgico y asustado. Cruce de saludos incómodos, besos al aire, recuerdos para las familias y sendos "me alegro de verte", un tanto fríos para dos personas que compartían aquel secreto.
Tal vez fuera mejor así, tal vez así nadie sospecharía de ellos, tal vez hay sentimientos y recuerdos que es mejor guardar.
Aquellos recuerdos, aquellas palabras, aquellas reflexiones que nacen de nuestras Almas y nos definen como personas.
domingo, 16 de febrero de 2014
domingo, 9 de febrero de 2014
En la Estación
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
El tren pitaba en la estación y ella corría, subió las
escaleras mecánicas a toda prisa, aún así cuando llegó arriba lo hizo justo a
tiempo para ver desaparecer el tren. Exhausta, no llegó al banco de piedra, dejó
caer su cuerpo en el suelo, encontrando el asiento en las frías baldosas. Y de
repente su rostro se lleno de lágrimas.
Desde el otro lado del andén un chico había observado la
carrera olímpica de esta chica y ahora veía como se derrumbaba. La miraba
tratando de imaginar que podía pasar para que aquella chica llorara porque
había perdido un tren. A él le había dado rabia perder el suyo y más aún al leer que el siguiente pasaría en 20
minutos, pero tanto como para llorar...
No podía dejar de mirar a aquella hermosa mujer, sentía una
enorme curiosidad por saber lo que le había sucedido, a lo mejor iba a un
entierro, tal vez su hijo iba en el tren y se fue sin ella o un asesino la
perseguía para… miles de opciones se le ocurrían para buscar la explicación a
aquel lamento.
La joven no podía dejar de llorar, pero no era un llanto
agitado, de dolor, era más un llanto de pena, de resignación, como cuando
piensas que no podías evitar algo pero aún así te da pena.
Los azules ojos del
chico miraban fijamente la figura de aquella muchacha, pretendiendo adivinar
qué pasaba, intentando encontrar alguna pista de su tristeza. “La princesa está triste, ¿Qué le pasa a la
princesa?”.Murmuró. Sin darse cuenta su cuerpo se iba aproximando al otro
lado de la estación, se iba aproximando más a ella para intentar resolver aquel
misterio que le tenía abstraído de la realidad.
Según se acercaba pudo descubrir que tenía ante él la imagen
más enternecedora de su vida, aquella súplica despertaba en él sentimientos muy
profundos.
La chica no se había percatado de su cercanía, pero él ya
estaba a tan solo unos pocos metros, sus
pies retrocedieron unos milímetros. ”¿Ahora?
¿Ahora que estoy tan cerca me voy a alejar? “. Pensó. Siguió andando hacia
ella y cuando llegó, sacó un pañuelo, se inclinó y le dijo: “Todo pasa, mira, este tren también volverá
a pasar en dos minutos, el mío tardará unos minutos más”.
La chica esbozó una leve sonrisa de agradecimiento y
vergüenza al mismo tiempo y le dijo en tono dulce y afligido: “No lloro por tener que esperar otro tren,
sino porque este lo he perdido. Ya no será el mismo tren, no tendrá las mismas
personas a bordo, no llegará en el mismo tiempo a la estación… Todo cambia al
coger uno u otro tren. En realidad estaba perdiendo otro tren más en mi vida,
como muchos otros. Y se me ha ido por apenas unos segundos… como muchos otros.”
En sus palabras, en su tono se podía vislumbrar una tremenda
decepción, fruto al parecer de la cantidad de trenes alegóricos que había
perdido.
No se esperaba aquella contestación, en realidad no se
esperaba ninguna respuesta, ¿qué le podía decir para que aquella desilusión se pasara?
Comenzó a hablar sin casi reflexionar: “Pero
quién te dice a ti que tu tren no fuera el siguiente. Quién te dice a ti que tú
no estuvieras luchando contra tu propio destino y por eso perdieras este último
tren, a lo mejor a la gente que tenías que ver esta en el siguiente tren u otro
tren con otro destino o a lo mejor… ”
Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
El pitido de un nuevo tren que iba hacer la parada
interrumpió el discurso del joven. La chica, con algo más de energía, se puso
en pie y anunció, “ya viene mi tren.
Gracias por el pañuelo, espero que tu tren no tarde en llegar”
“Gracias” dijo el
chico que se quedó en cuclillas viendo como la chica se subía al tren sin
mediar ninguna palabra más. Permaneció unos instantes más en esa posición, como
fuera de este mundo, mirándola y con la boca entreabierta como queriendo decir
algo. Sacudió la cabeza se levantó con lentitud y recorrió su camino hacia su lado
del andén dejando escapar en voz muy baja, casi imperceptible, “…. A lo mejor tu tren ya estaba en la
estación”.
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